sábado, 26 de agosto de 2023

"LA VIDA DESPUES DEL HORIZONTE"

 



LA VIDA DESPUÉS DEL HORIZONTE
Novela metafísica y multidimensional “La vida terrígena es lucha, creación y avance, camino del ideal”. Mario Gastelo Mundaca Esta novela, La vida después del horizonte, constituye un loable testimonio de audaz exploración, de fuertes convicciones y de fusión de experiencias y saberes. Entre la valiosa bibliografía de Mario Gastelo, este trabajo es la aventura y el viaje más arriesgado y valiente que su talento narrativo ha realizado. Estas primeras cualidades hacen que sus lectores renueven el aprecio y la fascinación que, desde el comienzo, su obra literaria ha suscitado. El título, La vida después del horizonte, nos abre sentidos múltiples y diversos. Nos advierte que ingresaremos a sucesos de mundos que suceden más allá de lo terrenal.
Pero, hablar de la obra de Mario Gastelo, ante todo, es considerar un rasgo y una virtud constante en su obra literaria: el extraordinario trabajo estético que realiza con el lenguaje. Basta leer Nubes en el viento (1983), para constatar que hay en nuestro apreciado escritor una singular conciencia de la palabra, un descubrir vocablos que torna hondamente poéticos, combinaciones y frases magníficamente construidas que conforman textos de gran nivel estético y le imprimen a su discurso literario un estilo personalísimo, como no puede encontrarse en otros escritores de la región y, creemos, del país entero. Todavía, su obra literaria no ha tenido los estudios que su calidad artística lo merece. Creemos que los rasgos principales de su arte poética se han ido manteniendo en los libros suyos que se han sucedido uno tras otro. Como Vallejo, como Eguren, Mario Gastelo entendió desde joven que la literatura es, ante todo, una batalla con el lenguaje. A veces, se gana; a veces, se pierde. Pero, Mario Gastelo puede, meritoriamente, cantar victoria. Ha doblegado al idioma español para forjar un discurso enteramente propio. Su exigencia, su tenacidad, le han dado los frutos de justo y lógico efecto. Aprendemos en él que no se puede hacer poesía sin darle el valor y el peso a cada verso, a cada palabra. A veces, un solo adjetivo requerirá de difícil búsqueda. Hay escritores que, no pocas veces, aflojan la pulcritud en el proceso creativo. Mario Gastelo no cede; se mantiene firme en sus axiomas estético-literarios. Es por eso que leer, por ejemplo, su prosa poética, nos cala tan hondo, nos deja poblados de imágenes, de fusiones geniales, de atmósferas y territorios tan mágicamente densos, nutridos de poesía, ese don tan esquivo, esa cualidad tan exigente. Como sabemos, el escritor ha de hallar su propio lenguaje dentro del lenguaje, ha de impregnar sus latidos y su pensamiento en lo que crea. Eso se siente nítidamente en la poesía de Mario Gastelo que, es bueno decirlo, junto a Walter Armando Fernández Mundaca (más conocido como Pedro Verano, autor de Playa solitaria), son los dos poetas icónicos de San Juan de Licupís, distrito chotano, de la Región Cajamarca. Y citamos intencionalmente el nombre de este distrito norandino, para decir que Mario Gastelo fue un migrante que bajó al valle de Chiclayo, para forjar destino promisorio. Y es este desarraigo, esta experiencia migratoria, el gran tema que aparece -expresa o sutilmente- en sus libros. Mario Gastelo es un cronista poético de la migración licupisana.
No sabemos hasta qué honduras de su espíritu le marcó el dejar la cordillera del Apu Mishahuanga, para venir a Chiclayo, una ciudad tan distante y distinta. Lo que sí sabemos es que Mario Gastelo es uno de los escritores que, con más profundidad y belleza, ha poetizado la dura experiencia migratoria del ande a la ciudad costera. Pero, en La vida después del horizonte, recién nacida novela (o, al menos, de reciente publicación), MGM ha dado un salto cuántico en lo concerniente a temáticas. Si su obra anterior había sido necesaria e inevitablemente terrígena, como indica uno de sus adjetivos favoritos, aparece ahora una historia que sorprende por la aglutinación de tópicos y de categorías como advierte el autor. De la realidad material, del mundo tangible, MGM da pasos seguros y audaces en la realidad inmaterial, en lo metafísico. Si la entrada a su narración novelesca lleva por título Portal, podemos imaginar lo que viene después. Ciertamente, esta novela nos encandilará porque, al compás de sus capítulos y páginas, nos toparemos casi naturalmente con espacios siderales, con el Multiverso (concepto que, como otros, la ciencia va confirmando, y que aparece en los antiguos textos védicos de la India; específicamente en el Bhagavata-Purana, de Viasa). MGM nos conduce a experiencias cuasi naturales en su historia, fenómenos paranormales, como levitación, telepatía, telequinesis, clarividencia, teletransportación, contactos astrales, mundos etéreos, ingravidez. Por si fuera poco, MGM nos cuenta que, más allá del horizonte (sea cientificción o realidad) está la vida intra y extraterrestre, nos habla de cosmonaves discoidales, de valles aeronavales, de inteligencia artificial, de gigantescas naves nodrizas. Ayuda a configurar su mundo posible el ayudarse de conceptos científicos como espacio-tiempo, Física Cuántica, etc.
De todas maneras, aparece la Astronomía, la Cosmología. Y hay referencias a las Pléyades, al viento estelar, a Alfa Centauro. Recuerda la versión científica del origen acuático de la vida: alga azul, trilobites, especies varias; luego, vida terrestre, fauna aérea, etc. Si hacíamos alusión a la coherencia de MGM, inevitablemente, hay que referirse al estrato político de esta novela. Las contradicciones sociales entre burguesía y clase obrera, la explotación, el uso capitalista de los medios de producción con la plusvalía, la desigualdad económica y social que genera y, por supuesto, la opción liberadora que se vislumbra, denotan la férrea esperanza en el futuro de la humanidad pese a las sombras que se ciernen planetarias. MGM es un hombre de fe en el arte y en el cambio social y de conciencia. Por ello es que no se cansa de hacer prédica ferviente del veganismo, el régimen alimenticio que favorece la evolución espiritual y de conciencia, que rechaza la violencia contra los animales, los “hermanos menores”, como los llamaba San Francisco de Asís, el Patrono de la Ecología; y porque el veganismo favorece al medioambiente. MGM tiene sustento para hablar y hacer literatura sobre ello, pues, desde hace varios años, es vegano decidido y difusor de las ventajas de este régimen alimenticio. Así que esta nueva novela ha sido el motivo perfecto para que MGM haga un encuentro de sus convicciones de siempre con los nuevos temas de interés que, lector persistente, va descubriendo. Sobre todo ello, platica con serena y firme convicción y, siempre, con la sutil sonrisa del hombre reflexivo y talentoso que es.

En cuanto a lo metafísico, se habla de la reencarnación séxtuple de los gatos, supuestos inmigrantes galácticos, asociados a la civilización egipcia (cuna del conocimiento hermético gracias a Hermes de Trismegistus, el tres veces grande, a quien se atribuye El Kibalión, famoso y clásico libro esotérico), hermandad cósmica. Se hace mención de la glándula pineal, muy ligada a experiencias metafísicas, a la atracción de la energía cósmica, posiblemente también al concepto del tercer ojo. También se hace referencia a que el ser vivo está constituido de cuerpo físico y cuerpos sutiles: energético, emocional, mental y espiritual. Uno de los temas más ampliamente desarrollados y que, prácticamente, constituye la ubicación tempo-espacial de la novela es el Multiverso. Por ejemplo, hay un pasaje de la novela que fusiona hábilmente realidad multiversal y política. Dice Jair Jabel, instalado en la otra dimensión: “distinto es el Multiverso en que estamos viviendo. Aquí no hay hambruna ni psicológico malestar ni limitación del verdadero potencial de la vida; allá, sí, en la Tierra específicamente. El proceso económico-social en la historia engendró las relaciones de explotación, siendo la realidad actual el capitalismo”. “¿Todavía dura ese fenómeno?”, pregunta Frank, también desde el Multiverso habitado. Y Jair Jabel responde con dura crítica al capitalismo y anuncia la esperanza en metáforas: “Eso sí (el capitalismo) ya no puede evitar el desborde de un alegórico río a lo largo de su cauce. El árbol nuevo se fortalece gradual hasta devenir en alto triunfal”. Asimismo, basta esta frase para comprobar la férrea defensa del veganismo que ejerce MGM: “La llave del éxito es el veganismo. Éste se abre paso entre especistas y, extendiéndose progresivo, da privilegio definitivo a la vida”. Hay otro aspecto notable en la narrativa de MGM, que se ratifica en esta nueva producción. Es el talento inusual para nominar a sus personajes. Citemos algunos nombres: Jair Jabel (protagonista); Amador Ling (compañero escolar); Natalie Mayte (la bienamada de Jair Jabel); Sargento (el sabio y locuaz cánido que recuerda al del narrador de cuentos o al Argos, de Odiseo), los directivos de Olipes (Rumiriqui, Suamena, Suaty, Huan, el curaca Chibchacocha), chulkillo (hijo de la Luna, planta delgadita), Zenón Giorgio, Zulema Zaida, el poeta Gmund Marl (que no es otro que MGM), el otro poeta (Wakin), Polidoro Rupay (músico y mártir de las luchas sociales), Vita Zaret, Igor, Arles, Thesira, el gato Mishi, la paloma Ceres, Robert Lahual (un experto en cosmonaves), etc. Detrás de cada nombre, el autor guarda motivos, razones, que explican su formulación.
Igual elogio merecen los toponímicos que propone: Rosadelalba (ciudad pétrea), Cordillera Novilunio, caserío Lasor, plaza Waykaw, Laguna Grisácea, Agromonte (pintoresca meseta labrantía), campiña y comunidad de Olipes (en la que se refiere acerca de los ancestros de cráneo dolicocéfalo y de los chibchas, “organización cultural que se traslada desde la parte central de América hacia el Sur y llega a establecerse aquí, en Olipes”). Otros toponímicos tan originales son: el caserío Rondirelia, la ciudad Vinajal, el planeta Inamu, el planeta Yatran, el planetoide Celestón, etc.
Podríamos esbozar la síntesis de la novela, a riesgo de simplificar con imprecisiones u omisiones, diciendo que se trata de una travesía de la Tierra al Multiverso, gracias a levitaciones y a viajes astrales. El héroe de la historia es Jair Jabel quien, a la manera de Dante en su viaje surrealista, o de Pedro Páramo que, buscando a su padre, ingresa a la angustiante Comala donde los espíritus le van informando lo que necesita. Pero, Jair Jabel es un alma venturosa puesto que tiene el privilegio de conocer el Multiverso, un lugar de armonía, opuesta a la Tierra donde la crueldad y el sufrimiento son la realidad de cada día.
Puede decirse que, en su itinerario de búsqueda de asombro y de hallazgos, Jair se parece a Dante. La guía del poeta italiano, en buena parte de su viaje, es Beatriz. A Jair le acompaña su bienamada Natalie Mayte. El insólito y sorprendente desplazamiento metafísico avanza hasta el encuentro con las naves cósmicas, el viaje aeronaval por distintos lugares del Multiverso. Al final, parece surgir la nostalgia por la sufrida Tierra. Y Jair Jabel y Natalie Mayte saben que han de llegar a la Tierra que, de algún modo, ayudados por los favores de otros mundos, ha de dar su salto cuántico para ser un lugar de “relaciones sociales de cooperación, sublime conocimiento y vida indemne”; es decir, un planeta donde la supraconciencia derrote para siempre la ignorancia y la crueldad de aquellos que, hoy por hoy, se reparten las riquezas del mundo. Así pues, MGM, que siempre ha tenido la sensibilidad social de ver la realidad precaria que engendra el capitalismo, principal enemigo de la vida, como dijo claramente Evo Morales en una intervención en la ONU, ha querido obsequiarnos, generoso y esperanzado siempre, los vislumbres de otros mundos posibles, la concepción del Multiverso, cual una extensión de la pluralidad de culturas y saberes, del mundo multipolar en lo geopolítico, sin imperios de ninguna clase, con respeto por la vida, un mundo, por ello, biocéntrico, vegano o vegetariano por adhesión al ancestral principio védico de la Ahimsa o no violencia, de un mundo de Amor Universal y de Hermandad Cósmica. Apenas hemos esbozado algunas ideas peregrinas referidas a esta muy interesante novela, divergente, poliédrica, multicultural; al mismo tiempo, visionaria, integradora y plena de audacia en su temática y de persistencia en su propuesta estético-literaria. Queda claro que la obra literaria de MGM es una de las que nos convoca para mayores y profundos estudios literarios los que han de encontrar cualidades y valores que distinguen el trabajo de MGM que ya lleva largas décadas de ejercicio magistral, en una lección perenne de amor por el arte, por la patria renacida y por todas las formas de vida. Saludos, apreciado escritor.
Y un abrazo de felicitación desde el Multiverso de la literatura que es el mundo paralelo desde el cual concebimos una vida que defiende la Vida y el Amor Universal que edifique las magníficas sociedades donde la justicia y la fraternidad sean los estandartes que harán honor a la humanidad y su relación con el Universo entero. Chiclayo, 17 de septiembre, 2022. Pedro Manay Sáenz

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